A veces, las cosas uno no las sabe decir, o expresar... es por eso, y con el permiso de Alvaro Luis Barea Piñar, el cual regenta como nadie El Convento del Monaguillo, que os traigo integra esta entrada que tuve el inmenso gusto, placer y Honor de leer esta misma mañana...
Gracias de antemano Alvaro... eres muy grande, tío... muy grande...
A por una estrella...

Hoy volverán a quedarse desiertas las calles cuando se vaya acercando la hora en la que ese Himno que no tiene letra (gracias a Dios no prosperaron los intentos frikis de ponérsela) hará que nos abracemos de nuevo con el amigo que comparte alegrías y desgracias con nosotros, para tatarear juntos una melodía que nos recuerda lo mucho que amamos nuestra tierra, por encima de regionalismos e independentismos.

La fiebre rojigualda que ha invadido las calles coronando balcones, terrazas, ventanas, antenas de taxis, kioskos de prensa y bares volverá a contener la respiración cada vez que a Villa le llegue un balón medio en condiciones para rematarlo, o cada vez que Casillas tenga que salir a jugarla con los pies evitando el peligro.
Se que es fútbol: simplemente fútbol. Pero tal y como está el país, el fútbol es el pan de los pobres, y el mundial es lo mejor que podía pasarnos a todos para evadirnos de tanto impuesto trimestral de sociedades, de tanto IVA aumentado, de tantas Rebajas que no funcionan y de tanto pago a proveedores. Lo único que nos faltaba para aumentar el castigo era el calor... y ya lo tenemos encima.

Hoy volveremos a ser grito y nervio, pasión y fuerza, angustia y tensión... y sobre todo, volveremos a ser todos uno. Parece mentira que un balón consiga lo que ni mil mesas de negociación pueden lograr.
Ya es nuestra hora. Merecemos una estrella sobre el escudo de nuestra camiseta. A ver si San Fermín nos echa su capote. Es ahora o nunca. ¡¡¡¡Vamos España!!!!
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