A Cádiz vine a robarle un día...

A Cádiz vine a robarle un día...
A Cádiz vine a robarle un día... y ella fue quien me robó, La Vida... La Vida... La Vida...

jueves, 19 de enero de 2012

Niña de mi corazón...

Muchas veces lo he pensado... ¿como me ha podido pasar?... a mí, que fui yo quien en tu busca vino. Que fui yo, quien te busqué para arañarte el alma y conseguir desenterrar tesoros escondidos para mi. Desde que nací, yo siempre intenté robartelos. Hacerlos míos. Siempre con la sana intención de compartirlos. Nunca quise nada para mi, salvo el gustazo de regodearme con tus coplas, con tu levante y tu poniente, con las acometidas de tu Mar, con la brisa caletera que me desorienta y me duele. Con tus quimeras disfrazadas tras un antifaz polvoriento que nos dejó el soterramiento de algunas vidas, y las uñas gastadas de tanto arañar el suelo en pos de la busqueda de aquellos duros antiguos, que tanto en Cádiz dieron que hablar...


Y muchas veces me lo pregunto... ¿que carajo ha pasado?... porqué me has señalado con el dedo de tus fantasias, para hacerme uno de los tuyos... ¿acaso merezco tal distinción?... ¿aun en la distancia, merezco tal vez ser de ti?... No lo se. Y mira que le he dado vueltas y vueltas a este asunto... que osadía la mía, querer sentirme tan gaditano como el que más... y si no lo soy, ¿porqué me has permitido que mi atrevimiento me haya llevado a perderme en ti y por ti?...


Cuantas veces me he dicho a mi mismo... "Llévame contigo, tierra y tragame, porque más no hay"... y aun sabiendo que es una forma más de estar y ser de ti, se perfectamente que eso es el deseo de querer ser el Mar... y con todo lo golfo que he sido. ¡¡Ay, niña de mi corazón.... en tus redes he caído!!...


Y es que me has partido el alma con un soniquete que me sabe a marea y barca recién pintada. Me has clavado las uñas en la espalda y has dejado la huella de un tres por cuatro puro y duro allá donde los haya. Me has grabado a fuego vivo y lento, las maneras de tus coplas... y marcados los nudillos de las maderas de un bache en el sentío, mientras se arremolinan en mi mente tantos tipos, coplas y músicas distintas...


Disfraces, para la vida misma y uno para cada día. Máscaras, con las que intentamos taparnos la cara algunas mañanas, para que al final del día llegue la noche y nos las borre de un plumazo. Quimeras, que son solo sueños de almohada, al amparo de las ondas que me traen destellos de genialidad profusa en sus artes y formas de componer... siempre para Ti... para tu Mar... para tu aire, tu pelo, tu raza, tus contornos de mujer, tu presencia y tu prestancia. Tu penumbra y mi condena...


Por eso, todos los días me digo, y me intento meter en la sesera y en el corazón, que si quiero ser y estar aquí para poder ser de tí, ya se que en La Caleta, mi barquilla espera todo lo que me venga del Mar... y si el Mar no me lo da, pues simplemente tendré que ir a buscarlo. Pero jamás me revolucionaré contra Ti... porque se que ni contigo ni sin ti... que yo, que yo soy más golfo todavía... y eso si que no va a cambiar...

Y todo porque un día vine a Cádiz a robarle... 


y ella fue quien a mi me robó... la Vida... la Vida... la Vida...