A Cádiz vine a robarle un día...

A Cádiz vine a robarle un día...
A Cádiz vine a robarle un día... y ella fue quien me robó, La Vida... La Vida... La Vida...

jueves, 16 de septiembre de 2010

Pintándole un colorete al aire...

Con la misma frescura con la que recibimos estos días (al menos por mi ciudad, Granada, ya han bajado algunos días y bien, las temperaturas) y que los mismos ya son meros vestigios del pasado verano, con la misma rapidez con la que comienzan los cultos cofrades y las actividades escolares, así nos llegan los primeros ensayos de mucha gente, que con la ilusión de siempre, las notas al compás de las guitarras, la caja y el bombo, intentarán ponernos una sonrisa en la boca, una idea mas en la que pensar, una crítica que tomarnos mas o menos en serio y un repertorio con el que morir, o matar.

Todos los años cuando comienza septiembre, la baja mar invita a la reflexión de los años pasados. A la búsqueda de los tipos que impacten y que te den maniobra y margen para trabajar las letras y lamúsica que te traen fresca y rejuvenecida al local de ensayos. Los nuevos nombres para las distintas agrupaciones que se presentaran al COAC 2011, se han ya pensado... y también aquellas que llenaran de arte y guasa gaditana las calles, y que no debemos jamás de olvidarnos tampoco de ellas, las ilegales y callejeras.

Los rincones de siempre aun mudos (si es que eso es posible en Cádiz) se nos presentaran llenos de vida. Los papelillos parecerán de nuevo inundar las plazas. Los carruseles de coros harán las delicias de los visitantes y de los gaditas de mano en pecho y yo soy del sur. Las casapuertas se convertirán en remanso de opiniones y criticas algunas de ellas sin sentido alguno, pero ya sabemos que esto es Cádiz y aquí hay que mamar. Las azoteas y los lavaeros (los que quedan...) escucharan de nuevo el rasgar de guitarras melodiosas que repiten una y otra vez incansables esa estrofa que no cuadra bien, esa letra que aun no acaba de encajar, o ese punteao que no sale del todo como el que lo toca lo quiere.

Y es que cuando llega el mes de septiembre el aire de Cái se envicia con el olor y el sabor a coplas. Las coplas de mostrador. Las coplas de toda la vida. Las que nunca se nos irán de nuestras mentes privilegiadas, y digo privilegiadas porque hemos tenido el privilegio de poder escucharlas, degustarlas, sentirlas, cantarlas, leerlas... algunas incluso palparlas, y que han hecho que nuestros corazones bombeen a cada estrofa de sus músicas, pasodobles, tangos, cuples, presentaciones y popurris con más fuerza, y que hicieron que nuestras mentes volasen noche tras noche con el alma pegada a una radio y de esa manera poder conocer rincones de esa eterna trimilenaria que nos quita a más de uno el sentío... y es que ya estamos otra vez, atados al madero de las coplas, poniéndole un disfraz a las olas...

Y ya estamos otra vez, y casi sin querer... pintándole un colorete al aire...