A Cádiz vine a robarle un día...

A Cádiz vine a robarle un día...
A Cádiz vine a robarle un día... y ella fue quien me robó, La Vida... La Vida... La Vida...

martes, 5 de octubre de 2010

Cádiz... permiteme ser un loco más...

Te digo, Cádiz, que en mi locura tú eres para mi la cálida brisa al atardecer. La que despeina mi pelo largo, y lo atiza hasta volverme majareta. Que tú eres para mi, el bullicio de las calles al llegar febrerillo el loco. Esa banda sonora de toda una vida, entre callejones, patios de vecinos, corralones, casapuertas y "lavaeros". Ese cantar de un pueblo que canta, hasta que se le seca la garganta. Que tú eres para mi, la espuma ficticia que me salpica de vez en cuando, intentando sacarme una sonrisa muchas veces escondida, tapada o enterrada. Que tus arenas calientes en los meses estivales, achicharran las plantas de mis pies imaginarios, esos que con la mente traspasan fronteras y se plantan en mitad de tu Caleta y me hacen sentirme bien. Que tú, Cádiz, al compás de las olas de ese atlántico inmortal, me revientas el pecho con cada estribillo, y me abres el alma de par en par con cada copla que ya cantase o con las que seguro, y si Dios me lo permite, cantaré... Siempre fui de ti, Cádiz... como bien dice el título de este blog en el que desde la distancia, trato de estar al día de cuanto rodea a tu fiesta y a tus gentes. Con todo el respeto por lo que me queda por aprender, que es todo y mucho. Con los cinco sentidos puestos en todo lo leído, visto y escuchado. Siempre hubo ese lazo de unión invisible, que desde pequeñito me hizo estar conectado a la radio todas las noches del concurso, y durante el resto del año a las desconexiones territoriales de Telesur, las de TVE Andalucía, donde esperabas que alguien dijese algo sobre tu Carnaval. No se el porqué, y ni yo mismo lo entiendo. No lo se... y tampoco importa mucho ahora el saberlo. Pero estoy convencido, que seguramente algo o alguien y sin ningún motivo aparente, hizo que la chispa se encendiera con tanta pasión, que hasta hoy sigue prendiendo con fuerza en algún recóndito y oscuro rincón de mi alma, gaditana, viñera y caletera... y le estaré siempre agradecido. Porque tú, Cádiz, eres y seguirás siendo la letanía de tantos y tantos deseos puestos en la cola de impresión a los que les faltaría papel donde poder plasmarse en tintas siempre pintadas con letras de oro... Cádiz... lo siento shosho, pero seguramente si te quiero, será por ser tu una mujer... y yo un loco como ellos... así que déjame cantarte... porque mi corazón granadino late al compás de un tres por cuatro mamado desde hace tantos años, que no me hizo falta estar en la puerta de un bache para que me invitaran a cantar, mientras mis nudillos golpearon imaginarios mostradores... perdona mi atrevimiento Cádiz... y permiteme ser un loco más...

Una de Coros... El Batallón de la Libertad