Hay tesoros que existieron, y que ahora mismo ya no los hay. O sí los hay, y están ahí,... pero parece que nadie los quiera ver. Ni siquiera oír hablar de ellos. Hay multitud de cosas, que es verdad que se perdieron, como yo un buen día perdí a mi abuela. Hay historias que ya nadie cuenta, por que simplemente, dejaron de interesar al gracioso de turno, que agazapado esperó en un rincón a que la gente las olvidara, para sacar pecho y provecho de las suyas... y solo cuenta lo suyo, pues lo demás, no vale...
Hay mil y un motivos, para volver a beber de las fuentes, que nos dejaron ese inmenso legado que hoy en día, parece no interesar a nadie. Que es anticuado y que está algo oxidado. Cierto. Que nada nos suena hoy lo mismo, como tampoco el sabor de un tomate jamás sabrá igual que un tomate de hace 30, 50 o 100 años,... menos aun, si el tomate lo compras en el mercadonna, donna, la felicitá... por decir una cadena de supermercados que a saber de donde coño nos traen los tomates...
Nada es igual, y es normal que nada lo sea. Todo cambio generacional, destruye lo mismo que genera. Todo paso del tiempo, altera, cambia o maquilla, y aunque siempre se diga que es para mejorar lo que ya se tenía, hay ocasiones en que no es así. Pero no dejemos jamás por eso, que la historia se pierda y se diluya al antojo de quienes no quieren saber nada de ella, para imponer lo nuevo obviando lo de antes. Por que de esa forma, lo mismo que ella se pierde, un día nos perderemos nosotros. Y es más. Creo que ya hay mucho perdido en esta generación NINI... sí, esa que NI escucha, NI deja escuchar...
Y si alguno enarbola la bandera del pataleo y el griterío barato, para con recelo hablar de las cosas que a uno le quitan, debería antes de pararse, y de saber, que antes que a él, se lo quitaron a muchos otros. Y para eso, nada mejor que acceder, bucear, indagar en la historia. Historia que está ahí. En la calle, y en los libros... impresa en los ladrillos y adoquines de la Plaza Fragela...
No se si te estás dando cuenta, pero si lo que quieres es ser un guardián de las cosas de Cái, empieza por salvaguardar los tesoros que ya existieron. Para que el legado que tu luego dejes, nunca nos deje de llegar a las generaciones venideras. Aporta lo tuyo, pero conserva lo anterior... por que como tú, puede ser que otro venga, para hacer justamente lo mismo... y habrá que seguir viviendo entonces de la esperanza... de que no se pierda lo que ahora parece importar poco, pues ni cuenta, ni tiene su sitio, ni parece importarle a nadie un carajo... El Legado de una fiesta, una manera de ser, de estar y de vivir, con las cosas de Cái...
No tires a nadie, ni lo subas en balanzas donde las penas se cuentan por puñaladas de amigos y amigos que nunca lo han sido. Y si cantas a Cádiz, y te quitan lo que tu crees que te es merecido, solamente por tu cara bonita, ni te estás ayudando a ti mismo, pero es que mucho menos estás ayudando a los demás...
Y que sepas, chiquilla, que a mi si que me tienes, Cádiz, para que Tu y tu historia, no se quede nunca sola... y si hace falta, reventaré las crucetas y cada tabla, gritando al cielo si hace falta... por que si a mi me suda el carajo lo que se hable y pase en el resto del planeta, lo que se esté hablando y pase en Cádiz, como aficionado, eso... eso si que me importa... y me duele... por que estás hablando de Cái...
Yo soy un guardián que de tus entrañas
hoy saca tu alma de la oscuridad
que revienten las crucetas
que se rompa cada tabla
para ver que es lo que hablan
en el resto del planeta.
Si tú cuentas de la gloria
de tesoros que existieron,
de tesoros que existieron
y ahora mismo no los hay
y si hablas de su historia
y de cómo se perdieron
tú estás hablando de Cái
tú estás hablando de Cái.
Y si cuentas de la pena
que se hunde en las balanzas
cual cajita de Pandora
y por dentro la miráis
para ver que en sus paredes
sólo queda la esperanza
tú estás hablando de Cái,
tú estás hablando de Cái.
Y si cantas el recelo por las cosas
que se tienen y te quitan
tú estás gritando pal cielo
el nombre de mi Tacita,
esta tierra que suspira
por el hierro en astilleros,
un muelle que no palpita
y el humo tabacalero.
Y si Cádiz sólo vive
de esperanza a todas horas
déjame que yo la mire
como caja de Pandora
y que sepa que me tiene
pa que no se quede sola.
Que revienten las crucetas,
que se rompa cada tabla
y que salga la esperanza
que en mi copla me escuchais,
en el resto del planeta
no sé de qué coño hablan
yo estoy hablando de Cái,
yo estoy hablando de Cái,
yo estoy hablando de Cái,
yo estoy hablando de Cái,
yo estoy hablando de Cái.
Fuente: http://libretodecarnaval.blogspot.com.es/2010/02/la-caja-de-pandora.html
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