Llevo mil años esperando, que se me aparezca San Gabriel. Y no se lo que me está pasando. Yo me busco en mis adentros, y no me encuentro ni un suspiro. De mis pechos, mana tan solo el aire. Y así un mes, y otro. ¿Que me pasa?. Llevo meses intentando que el dolor de las demás, sea sentido en primera persona. ¿Dime por qué tengo que soportar yo esta cruz?...
Dios mio, de que me sirven mis encantos de mujer que quiere ser madre, si no vive nadie en mi. De que me sirve pasarme las horas lamentando cada vez que la cigueña pasa de largo y ni siquiera se acerca a mi azotea. Claro. Tanto está tardando, cuando viene de París...
Y a veces me pregunto, ¿acaso soy un vientre malherido?... ¿y me estaré secando, siendo una rosa de abril?... Joven y mujer. Mujer y joven. Y me agobio y me encelo conmigo misma y con el Olimpo entero si hace falta... mientras paso todas las horas del día delante de un espejo, observando mi cuerpo que se marchita con el paso del tiempo...
Y parece que llevo mil años, cansados y lentos, esperando que germine la semilla que mi jardinero riega con paciencia, dedicación y esmero. Que curioso, nacer hembra, y no ser una mujer. Y eso quiero ser. Mujer. Mujer de la cabeza a los pies. Mujer. Muy mujer. Mujer con todas las letras. Con la M de Madre. Con la U de Útil. Con la J de Joven. Con la E de Especial. Y con la R de Redimida. Pues esto debe de ser fruto del mayor de los pecados entre un varón y una hembra. Y yo quiero redimir mi pecado de amar...
Amar. Pecar una y otra vez, hasta la saciedad. Amar, cuyo verbo se escribe en mi piel, con las letras figuradas que mi amante deja posadas en mis caderas, en mi espalda y en mis senos. Amar, y redimirme del pecado de haber amado, gestando un hijo de ambos. El milagro de la vida, que más que un milagro, se está convirtiendo en una pesadilla que me carcome las entrañas, esas mismas que dejo para ti. Para que sea sagrario de maravilla engarzada a mi cuerpo. Carne de mi carne. Y sangre de mi sangre y la suya...
Pero si hasta escrito está en la Biblia!!!... Crecer y multiplicaos!!!... esa hoja de mi vida, donde está???... se habrá extraviao... y yo mientras, sigo en mi empeño. Dedicada a mi función maternal y universal de dar a luz a un hijo de mi vientre. Procurando por todos los medios, convertirme pronto en prima isabelina de la mismísima Virgen María. Si es que ese fuera el caso...
Y salgo a la calle, y no puedo remediar, cruzarme con carritos, bebes recién nacidos, hembras en estado de gestación, grávidas o en cinta. Y las veo pasear, y me quiero hasta morir. Y dicen las malas lenguas que me he vuelto loca. Que ya no soy la misma desde hace algún tiempo... ¿pero como puedo ser la misma, si ni mis encantos ni mi vientre regado sirven para tal cometido? ¡¡¡Ay Dios del cielo, ayúdame!!!... ¿Por qué esta cruz?... dime por qué!!!... dime por qué!!!... a mis hijos se los lleva, el viento...
Dedicado a todas aquellas mujeres que, deseando tener un hijo de sus parejas, por los motivos que sean y que no vienen al caso, no se quedan embarazadas. Toda la suerte del mundo en esta empresa, y esperando que pronto, muy pronto, la buena nueva llegue a vuestras casas. Recibir un abrazo y toda mi comprensión y afecto. Besos, y paciencia... lo que tenga que llegar, llegará...
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