A Cádiz vine a robarle un día...

A Cádiz vine a robarle un día...
A Cádiz vine a robarle un día... y ella fue quien me robó, La Vida... La Vida... La Vida...

viernes, 10 de agosto de 2012

Yo no le temo al castigo...

Paseando. Te veo. Y no le temo al castigo. Y en medio de la calle, una calle nueva, me paro, y charlo contigo No me da miedo. Ni nunca me lo dio, el hecho del que dirán. Si tienen que decir, que digan. No hay nada más triste, que dejar de hablar de la vida propia, para poder hablar de las vidas de los demás. Me da igual, ya te digo. No me he equivocado de haberme equivocado, y no le temo al castigo. Castigo???... Cual???... Qué castigo???... el castigo hubiese sido no pararme contigo en mitad de la calle, para poder seguir charlando...

En medio de la calle nueva, me paro, y charlo contigo. Y si me ven delirando, me da lo mismo. Delirando???... y levitando si hace falta... Me gustas. Pero me gustas, por que eres como yo. Andas cansada ya de tantas cosas, que tus alas ya no remontan el vuelo. Como las mías. Alas negras, de la vida que llevaste, de la vida que llevé... y de la que ya dimos cuentas y pagamos condena y castigo. Alas negras, amplias y oscuras, vencidas y arrugadas... castigo eterno... pero aun así, me paro y charlo contigo... pecado mortal si no lo hiciese...

Y te quiero. Lo sé, es así. Por tu forma de pisar las calles, y reventar las aceras. Pisa fuerte la calle, siempre te lo dije. Que las aceras se crean que siempre estás bailando. Y ahora sé, que te quiero,...  porque de tanto que te quiero, solo se puede querer cuando se quiere tanto. Y no me he confundido... jamás me equivoqué, y aun así, me sigo parando en mitad de la calle contigo... y sigo charlando... querer se queda chico en el espacio tiempo que separa tu mirada de la mía... esto tiene que ser mucho más...

Mientras charlamos, los demás, pasean las vidas de los otros, haciendo con ello más tristes las suyas propias. Y yo sigo charlando contigo. Admirando como revientas las aceras... y como tus alas, esas tan negras y ajadas como las mías, rotas y arrugadas por la misma vida que ambos hemos soportado, recobran fuerza y alzan el vuelo... ¿¿¿Una sonrisa???... bienvenida sea... Aquí está la comisura de mis labios, para que la abordes a besos y la hagas tuya, nuestra, impar, eterna...


No, no me he confundido. Y no me he equivocado, de haberme equivocado. Y no me he confundido, de haberme confundido. Jamás quise de estas maneras, porque se que de tanto que te quiero, solo se puede querer cuando se quiere tanto. Y no confundo cielos perdidos, ni noches amargas de borracheras. Mi cielo estaba siempre nublado, y ahora se apartan las nubes para dejar que el sol, caliente mi espalda morena y la haga brillar como siempre tuvo que ser. Y no me he confundido con otras mujeres. No por nada. Si no porque a las mujeres mías no las he querido... 

Amargura mía, golfa, arrepentía, mala y carcelera. Esa que no me dejaba ver más allá de donde mis ojos ya ven a día de hoy. No, no, no... no me he confundido, y me paro en medio de la calle nueva a charlar contigo, pues no le temo al castigo. ¿¿¿Castigo???... ¿¿¿Qué y cual castigo???... el castigo sería no haberme confundido, no haberme equivocado, y no haberme parado nunca a charlar contigo... eso si que hubiese sido un castigo...

Y ahora sé, que como yo a ti te quiero, y te he querido, no he querido nunca... querer...


Yo no le temo al castigo, y en medio la calle nueva
me paro y charlo contigo, pa que la gente me vea
y si me ven delirando, yo no le temo al castigo
y en medio la calle nueva, contigo sigo charlando...

Tu me gustas porque tienes alas como yo, vencidas y arrugadas
como los tambores del castigo eterno de todos nosotros...
Y te quiero por tu forma de pisar la calle, compañera mia
que hasta las aceras se van a creer que siempre estas bailando...

Y te quiero porque se que tanto que te quiero...
solo se puede querer cuando se quiere tanto...

Y no te he confundio con un cielo perdío
con una noche larga, divina y amarga de las borracheras...
Y no me he equivocao, de haberme equivocao
esta amargura mia, golfa arrepentia,mala y carcelera...

Y no te he confundio...con ninguna mujer...
porque a las mujeres mias no las he querio
y como yo te he querío no he querío nunca querer...

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