La Luna me está mirando
y acariciándome el pelo
y yo le he dicho que el Cielo
puede quedarse esperando.
La Luna me está sintiendo
bajo su octava costilla
y con su luz amarilla
la luna me está diciendo:
“Yo sé que te están condenando,
te están condenando, te están condenando.
Porqué las cosas, niño, que tu dices,
las dices cantando las dices cantando.
Y si cantando las digo
las oye la luna llena.
Y si por eso hay condena
yo no le temo al castigo.
La condena de los besos largos
en las plazas de las catedrales
adonde el vino sabe amargo
y amarga amores inmortales.
Y mortales condenas de encargo
de besos largos en nuestros portales.
Qué me condenen si es “pa” algo
y muera por los Carnavales.
Carnavales de los besos largos.
Carnavales, mortales condenas.
Carnavales, risas por encargo
Y por encargo, besos en nuestros portales...
La libertad está “pa” algo. La Libertad...
¡Los Carnavales!
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