Vamos Cádiz... queda un partido y habrá que darlo todo. Ánimo desde Granada, a ver si es verdad, y nos vemos el año que viene ambos en la Segunda División, que será como siempre un verdadero placer... suerte y toda la fuerza del mundo de un GranaitanO... joé, hay que ver lo que nos gusta sufrir... ¡¡Cojones!!...
Fotografía de África Mayi
En el centro del mundo de mi fantasía
Subiéndome el calzón y amarradas las botas
Mirándome al espejo con una pelota
Soñaba que mi equipo al final ganaría,
Y yo sería quien levantara la Copa.
Y en el centro del mundo que era aquella cancha, ya ves;
Abandonada al sol, a la lluvia y al viento,
Se me fue convirtiendo el Estadio Carranza
En mi segunda casa y primer monumento.
Mi corazón, más grande que mi pecho, retumbaba al ver saltar
a Carvallo, a Mágico, a Mané, a Dieguito y Mejías.
Y mi garganta más grande que el alma
Reventaba hasta no poder más
Y ese equipo no bajaba nunca de categoría.
Mi corazón, mi pecho y mi garganta
Y con aroma a Cohiba, la grada hasta arriba,
Sonaba el silbato, y empezaba un rato
Que no olvidaré.
Los que llevaban la radio, por los vestuarios
Gritaban al árbitro lo que callaban contra su mujer.
Eran las cinco
A las cinco de la tarde
Las banderas de la gloria y la victoria iban a ondearse.
Y religiones nunca fueron necesarias:
Que en quinientos escalones todo se nos perdonaba.
Y por eso cuando vi a mi retoño vestido
de azul y de amarillo, contento y feliz,
me acordé de lo que han sío, desde que he nacío estas cosas pa mí.
Y si hay dioses yo les rezo pa ver si me oyen
y que hagan un milagro mirando pacá.
Se vaya el bizco ya al carajo pa su pueblo
y que bajen del cielo a Manuel Irigoyen.
Subiéndome el calzón y amarradas las botas
Mirándome al espejo con una pelota
Soñaba que mi equipo al final ganaría,
Y yo sería quien levantara la Copa.
Y en el centro del mundo que era aquella cancha, ya ves;
Abandonada al sol, a la lluvia y al viento,
Se me fue convirtiendo el Estadio Carranza
En mi segunda casa y primer monumento.
Mi corazón, más grande que mi pecho, retumbaba al ver saltar
a Carvallo, a Mágico, a Mané, a Dieguito y Mejías.
Y mi garganta más grande que el alma
Reventaba hasta no poder más
Y ese equipo no bajaba nunca de categoría.
Mi corazón, mi pecho y mi garganta
Y con aroma a Cohiba, la grada hasta arriba,
Sonaba el silbato, y empezaba un rato
Que no olvidaré.
Los que llevaban la radio, por los vestuarios
Gritaban al árbitro lo que callaban contra su mujer.
Eran las cinco
A las cinco de la tarde
Las banderas de la gloria y la victoria iban a ondearse.
Y religiones nunca fueron necesarias:
Que en quinientos escalones todo se nos perdonaba.
Y por eso cuando vi a mi retoño vestido
de azul y de amarillo, contento y feliz,
me acordé de lo que han sío, desde que he nacío estas cosas pa mí.
Y si hay dioses yo les rezo pa ver si me oyen
y que hagan un milagro mirando pacá.
Se vaya el bizco ya al carajo pa su pueblo
y que bajen del cielo a Manuel Irigoyen.
Claro que si, mientras haya vida hay esperanza...
ResponderEliminarSaludos
Totalmente de acuerdo... ya lo decían los Juancojones... la esperanza es lo ultimo que se pierde, jajajaja... por cierto, voy a colgar ahora mismo, algo de los Juancojones... que tal su Popurri?.. uno de los mejores "popus" de esta gente... completo, y gracioso... de principio a fin..
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